Nuestro volumen de ventas en 2017 ascendió a 532 millones de euros, un 9% más con respecto a los 489 millones de euros
registrados en 2016. Y que nuestro beneficio antes de los impuestos alcanzó los 52 millones de
euros, mostrando también un crecimiento del 9% en comparación con el ejercicio anterior. ¡Así
es como debe ser! Simplemente, para conservar nuestra cuota de capital propio del 80%.
Y no sólo porque yo, sino todo el equipo, es decir mis 835 compañeros/as, hemos trabajado
duro, economizado debidamente y, así, logrado un éxito grupal excepcional, ha llegado el
momento, en pocas palabras, de repartir el “botín”. Cada uno de mis coempresarios recibirá, al
igual que el pasado año, una recompensa, es decir una paga extraordinaria de 11.000 euros
brutos. Incluyendo la cuota patronal, repartiremos una suma superior a los 10 millones de euros.
Además, estoy enormemente orgulloso, y no sin motivo, de los 50 puestos de trabajo que hemos
generado en el último año, alcanzando en los últimos 2 años hasta un total de 100.
Asimismo, es el momento de no pensar sólo en nosotros, sino también en otras personas a las
que no les va tan bien. Personas en situación de emergencia, a las que ayudo a través de mi
fundación privada junto con mi hijo Benjamin Orschulik y mi querida Kerstin Thiele desde hace
ya 7 años. Por eso, he decidido donar de forma privada parte de los beneficios obtenidos por la
venta de la compañía Liqui Moly a la compañía Würth, destinando 3 millones de euros a Ernst
Prost Stiftung y 1 millón de euros a Ernst Prost Foundation for Africa. Hoy mismo he realizado
las respectivas transferencias. La paga extraordinaria de 11.000 euros para mis compañeros se
ingresará junto con el próximo sueldo.
Atentamente: Ernst Prost