VICTOR S.A. brinda confianza al mercado desde 1951

El Ing. Viktor Federer fundó el Taller Victor en junio de 1951, que atendió hasta su fallecimiento el año 1967. Posterior a ese hecho, asumió la responsabilidad su hijo, Pedro Federer, quien comentó a nuestra producción que realizó ciertos cambios en el taller, teniendo en cuenta que de especializarse en mecánica pasaron a especializarse en chapería y pintura.

¿Cuál es la experiencia que tuvo desde que asumió en la empresa?

Cuando yo asumí, en 1967, convertí el taller para que se empiece a trabajar en un 95% en todo lo que se refiere a chapería, pintura y encuadre, mientras que el otro 5% se centró en trabajos de mecánica ligera. La diferencia se notó porque mi padre trabajaba casi enteramente en el aspecto mecánico.

En 1968, se llevó a cabo la compra del primer banco encuadre, de procedencia italiana, y a principios de 1969 compramos un banco matriz para toda la línea de Alfa Romeo. 

Posteriormente, en 1995 se compraron dos bancos más que son universales y que hasta ahora se utilizan. Uno de ellos es manejado con teclado, tiene dos torres, con un tiro nominal de 30 toneladas, que recorren el banco 360°, por lo que no hay puntos ciegos; el banco más chico es para carrocerías autoportantes.

Hasta el momento, la empresa sigue siendo familiar, en donde ya participa también mi hijo, Víctor Federer. Hasta el año 2000 funcionó como taller Víctor, para luego pasar a formarse una Sociedad Anónima.

En la actualidad somos tres personas las que se consideran alma máter de Victor S.A, mi esposa Jorgelina, mi hijo y yo. Me alegra que Víctor haya decidido formar parte de este emprendimiento de la familia, ya que no me hubiera gustado que esto en algún momento se acabe.

¿En qué sectores trabajó antes de involucrarse en los trabajos del taller familiar?

Antes de involucrarme en la empresa de mi padre, yo trabajaba como traductor y guía turístico. Hablo fluidamente inglés y alemán, entonces eso me ayudó a trabajar en el sector, además recibí una beca para estudiar diseño gráfico en Estados Unidos, que me sirvió para la imagen de la empresa y para realizar transformaciones a los autos que hice a lo largo de estos años.

Fue el primer ganador del Rally del Chaco ¿Qué representó esa experiencia?

Siempre me atrajeron los vehículos con ruedas, en mi juventud llegué a correr varios años en bicicleta. Ya cuando me dediqué al taller me empezó a interesar el deporte motor.

En ese sentido, con Marcos Peña como piloto, y yo como navegante, fuimos los primeros ganadores del Rally del Chaco en el año 1971, con un vehículo Toyota 1000. Fue algo único, ya que llegue a competir en distintas carreras regionales y nacionales.

Para poder competir, en ese entonces, recibimos el apoyo de Credicar, puesto que luego ya fue Toyotoshi el representante exclusivo de la marca. A lo largo de los años corrí con otros vehículos, como de la marca Alfa Romeo, Peugeot, Subaru, Renault e Isuzu.

¿Hasta qué año estuvo como competidor?

Mi experiencia en las carreras terminó en el año 1998, cuando participé en la categoría pioneros. Mi hijo fue el que me animó e hizo todas las gestiones para que yo pueda participar, consiguió el apoyo de varios auspiciantes para poder correr.

Luego de que dejé las carreras como competidor, siempre estuve inmerso en el ámbito. Me tocó ir a 7 de los Rally Dakar que se desarrollaron en Sudamérica, como espectador y como auxilio.