[Revista CAVIALPA] El departamento de Cordillera ha dado un importante paso hacia la modernización de su infraestructura vial con la habilitación de las variantes de Caacupé e Itacurubí, como parte del proyecto de duplicación y ampliación de la ruta PY02. Estas obras, que suman un total de 17 kilómetros, tienen como objetivo principal mejorar la circulación vehicular mediante la creación de vías de circunvalación en ambas ciudades.
La variante de Caacupé, con una extensión de 10 kilómetros, se extiende desde el km 52 hasta el km 62. Por su parte, la variante de Itacurubí tiene una longitud de 7 km, comenzando en el km 88 en Itacurubí de la Cordillera y llegando hasta el km 95. Ambas variantes cuentan con dos calzadas separadas por barreras de hormigón tipo New Jersey, con dos carriles de 3,5 metros, incluyendo banquinas internas y externas, y terceros carriles para vehículos pesados en zonas de pendiente pronunciada.
Además de mejorar la circulación, las obras también cuentan con un moderno sistema de iluminación en las principales intersecciones, así como señalizaciones acordes a los estándares internacionales, garantizando una circulación segura y rápida para los usuarios.
El profesional resalta que un factor clave para revertir esta situación es lograr que fluya el capital, especialmente hacia los países en desarrollo y en infraestructura sostenible y de calidad.
“Se necesita un cambio sustancial, no solo en la forma en que construimos la infraestructura, sino también en la forma en que la financiamos. Las mejoras necesarias en infraestructura, para proporcionar servicios básicos y esenciales a millones de personas en todo el mundo, representan hasta un 4,5 % del PIB anualmente. Además, los países en desarrollo necesitarán USD 2,4 billones anuales durante los próximos siete años para abordar tan solo los costos climáticos, los conflictos y las pandemias y, aun en los momentos más favorables, ninguna entidad podría costear este precio”, detalla.
De acuerdo con la base de datos anual del Banco Mundial, la participación privada en infraestructura (PPI) desde el año 2.000 hasta la pandemia mundial comprometió alrededor de USD 97.000 millones anuales (2021), en promedio, para proyectos de infraestructura en mercados emergentes y economías en desarrollo. La pandemia tuvo un gran impacto en la participación privada en la infraestructura, pero se observan tendencias hacia la recuperación alentadoras.
Los compromisos del sector privado destinados a proyectos de infraestructura alcanzaron los USD 91.700 millones para 263 proyectos en 2022, un aumento del 23 % en comparación con 2021. Este es el segundo año consecutivo en que se registra un incremento después de la caída en picada en 2020, cuando la inversión privada en infraestructura disminuyó un 52 % y los niveles de inversión en 2022 sobrepasaron en un 4 % el promedio quinquenal anterior.
El transporte continuó liderando la recuperación sostenida en 2022, y superó de manera considerable a otros sectores. Con una inversión total de USD 66.200 millones para 85 proyectos, el transporte representó el 68 % de la participación privada en infraestructura en 2022. “Este aumento se puede explicar por una mayor inversión en obras viales, que históricamente han sido el principal subsector en los compromisos para transporte”, refiere.
El sector de la energía también representó una proporción apreciable de la PPI en 2022, llegando a un total de USD 25.900 millones, esto es un aumento del 21 %. En comparación con 2021, los compromisos de participación privada en infraestructura aumentaron tanto en América Latina y el Caribe como en Asia oriental y el Pacífico: 16 % y 17 %, respectivamente.
A pesar de este gasto y de los signos de recuperación en curso, los niveles de inversión y el número de proyectos simplemente no son suficientes y son desiguales entre las regiones y los países.
Los inversionistas privados buscan oportunidades financiables para invertir en los mercados emergentes. El desafío consiste en lograr que este dinero se movilice con un propósito.
Fuente: CAVIALPA