Cappro estima reducción de 700.000 toneladas en producción de soja

Cappro estima reducción de 700.000 toneladas en producción de soja

En su último reporte publicado, el Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA, por sus siglas en inglés) estima que la molienda de soja en Paraguay llegue a los 3,9 millones de toneladas en la actual campaña, valor superior en alrededor de 200 mil toneladas a lo conseguido en el 2018, donde se procesaron 3,67 millones de toneladas. 

Aunque en el informe del USDA no se detallan las bases para esta estimación ni la fuente, desde la CAPPRO, que aglutina al eslabón agroindustrial de la cadena, consideramos que la misma no se ajusta a la realidad del mercado nacional, ya que la información sobre la cosecha actual es bastante negativa y estimamos que la pérdida de producción sería de al menos 700 mil toneladas y la calidad de parte de esta producción es aún un tema no menor a determinar.

Si a esto sumamos que la industria aceitera nacional se encuentra en un panorama de total incertidumbre debido a los constantes cambios, así como a los anuncios de potenciales modificaciones que afectan su competitividad, la posibilidad de incrementar en gran cuantía la molienda de soja resulta difícil de justificar.

CAÍDA DE LA PRODUCCIÓN

En ese sentido se debe recordar que incluso en un año de cosecha récord como el 2017, donde se creció en disponibilidad de granos en alrededor de un millón de toneladas, la molienda de soja en las empresas asociadas a la CAPPRO apenas aumentó en 43.989 toneladas, cerrando en 3,66 millones de toneladas; por lo que esta cámara ve improbable un aumento de la molienda en este contexto de caída en la producción de soja.

Las condiciones actuales en el mercado nacional incentivan la exportación de soja en estado natural en lugar de su industrialización, con lo que incluso empresas que realizaron grandes inversiones en el país para instalar plantas de procesamiento de oleaginosas, terminan también exportando granos en lugar de procesarlos, con lo que el Paraguay termina perdiendo la oportunidad de generar más divisas por sus productos, así como más fuentes de trabajo de calidad, oportunidad que es aprovechada por otros países que sí industrializan nuestra soja.